jueves, 8 de diciembre de 2011

MURALISTAS DE MEXICO

José de Jesús Alfaro Siqueiros mejor conocido como David Alfaro Siqueiros,[2] (Ciudad de México;[1] 29 de diciembre de 1896Cuernavaca; 6 de enero de 1974) fue un pintor y militar mexicano. Es considerado uno de los tres exponentes del muralismo mexicano junto con Diego Rivera y José Clemente Orozco.
Infancia y adolescencia
Se creía que Siqueiros había nacido en Chihuahua (Chihuahua), pero recientemente se ha determinado que nació en la Ciudad de México en 1896.[1] Su padre era el abogado Cipriano Alfaro y su madre Teresa Siqueiros. Su padre lo llevó a vivir a Irapuato, Guanajuato, donde realizó sus primeros estudios bajo la vigilancia de sus abuelos Antonio y Eusebia Alfaro, quienes dejaron honda huella en su formación. Al morir su abuela, Siqueiros y sus hermanos se mudaron a la Ciudad de México donde fueron internados en escuelas maristas. Tiempo después, en 1911 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria y por las noches asistía a la Academia de San Carlos. En 1911, cuando sólo tenía quince años de edad, Siqueiros se vio involucrado en una huelga estudiantil en la Academia de San Carlos de Bellas Artes que protestaba contra el método de enseñanza de la escuela y urgía la destitución del director. Sus protestas con el tiempo llevaron al establecimiento de una «academia al aire libre» en Santa Anita.[3]

[editar] Juventud artística y primeros trabajos

Del porfirismo a la Revolución.
A los dieciocho años de edad, Siqueiros y varios de sus colegas de la Escuela de Bellas Artes, se unieron al Ejército Constitucional de Carranza luchando contra el gobierno de Huerta. Cuando Huerta cayó en 1914, Siqueiros se afianzó en la lucha interna «posrevolucionaria», pues el Ejército Constitucionalista tuvo que combatir las facciones políticas de Pancho Villa y Emiliano Zapata por el control.[3] Sus viajes militares por todo el país le expusieron a la cultura mexicana y las crudas luchas cotidianas de los trabajadores y los campesinos pobres. Después de que las fuerzas de Carranza tomaran el control, Siqueiros regresó brevemente a Ciudad de México para pintar antes de viajar a Europa en 1919. Primero en París, absorbió la influencia del cubismo, intrigado en particular con Cézanne y el uso de grandes bloques de color intenso. Estando allí, conoció a Diego Rivera, otro pintor mexicano de «los tres grandes» justo al comienzo de una carrera legendaria en el muralismo, y viajó con él por Italia estudiando a los grandes pintores al fresco del Renacimiento.[3]
Aunque muchos han señalado que la carrera artística de Siqueiros se vio con frecuencia «interrumpida» por la política, el propio Siqueiros creía que las dos estaban inextricablemente unidas. En 1921 Siqueiros publicó en Barcelona, España la revista "Vida Americana" donde publicó un manifiesto titulado "Tres llamados a los artistas plásticos de América" en el que escribe sobre las propuestas artísticas que tenía pensadas y que creía convenientes para América. Para entonces, Siqueiros ya había estado expuesto al marxismo y visto la vida cotidiana de los pobres. En Una nueva dirección para la nueva generación de pintores y escultores americanos pidió una «renovación espiritual» al tiempo que el regreso de las virtudes de la pintura clásica mientras infundía este estilo con «nuevos valores» que reconocían la «máquina moderna» y los «aspectos contemporáneos de la vida cotidiana».[4] El manifiesto también reivindicaba que un «espíritu constructivo» es esencial para un arte con sentido, que se alza por encima de la mera decoración o temas falsos o fantásticos. A través de este estilo, Siqueiros tenía la esperanza de crear un estilo que enlazara el arte nacional con el universal. En su obra así como en su escritura, Siqueiros buscaba un realismo social que aclamara a los pueblos proletarios de México y el mundo al mismo tiempo que evitaba los clichés del «primitivismo» y el «indianismo» a la moda.[4]
En 1922, Siqueiros regresó a Ciudad de México para trabajar como muralista para el gobierno revolucionario de Álvaro Obregón. El entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, se impuso la misión de educar a las masas a través del arte público y contrató a decenas de artistas y escritores para erigir una cultura mexicana moderna. Siqueiros, Rivera y José Clemente Orozco trabajaron juntos con Vasconcelos, quien apoyó el movimiento muralista encargándoles murales para edificios destacados en Ciudad de México. Aun así, los artistas trabajando en la Preparatoria se dieron cuenta de que muchas de sus primeras obras carecían de la naturaleza «pública» visionada en su ideología. En 1923 Siqueiros ayudó a fundar el Sindicato de Pintores, Escultores y Grabadores Mexicanos Revolucionarios, que afrontaba el problema de amplio acceso público a través del periódico sindical, El Machete. Ese año, el periódico publicó -«para los proletarios del mundo»- un manifiesto, que Siqueiros ayudó a redactar, sobre la necesidad de un arte «colectivo», que serviría como «propaganda ideológica» para educar a las masas y derrotar a los burgueses, a los individualistas, etcétera.
Poco después, Siqueiros pintó su famoso y colosalmural Entierro de un trabajador (1923) en el hueco de la escalera del Colegio Chico. El fresco representa a mujeres indígenas lamentándose sobre un ataúd, decorado con una hoz y un martillo.[5] Pero conforme el sindicato se fue haciendo más crítico con el gobierno revolucionario, que no había instituido las reformas prometidas, sus miembros se enfrentaron a nuevas amenazas de ver cortados los fondos que financiaban su arte y el periódico. Se produjo una disputa interna en el sindicato sobre si dejar de publicar El Machete o perder el apoyo financiero a los murales, lo que dejó a Siqueiros en primer plano, pues Rivera abandonó en protesta por la decisión de mantener la política por encima de las oportunidades artísticas. A pesar de ser despedido de su puesto «docente» bajo el Departamento de Educación en 1925, Siqueiros permaneció hondamente implicado en actividades laborales, en el sindicato así como en el Partido Comunista Mexicano, hasta que fue encarcelado y con el tiempo padeció el exilio a principios de los años 1930.[3]
Mural de David Alfaro Siqueiros en el Tecpan.
A principios de los años treinta, incluyendo el tiempo que pasó en la prisión mexicana de Lecumberri, Siqueiros produjo una serie de litografías de tema político, muchas de las cuales se expusieron en los Estados Unidos. Su litografía Cabeza se mostró en la exposición de 1930 «Artistas mexicanos y artistas de la escuela mexicana» en los estudios Delphic de Nueva York.[6] En 1932, celebró una exposición y conferencia titulada «Rectificaciones sobre el muralismo mexicano» en la galería del casino español en Taxco, México.[3] Poco después, viajó a Nueva York, donde participó en la exposición de la galería Weyhe titulada «Arte gráfico mexicano». Con un grupo de estudiantes, también completó un mural, conocido a veces como América tropical, en 1932 en la Sala Italiana de Olvera Street en Los Ángeles[7] Otros murales pintados en 1932 en Los Ángeles fueron Mitin en la Calle y Retrato actual de la Ciudad de México. Al año siguiente, en la Argentina realiza un mural Ejercicio Plástico en el sótano de Natalio Botana, director del mítico diario argentino Crítica en el cual Siqueiros fue columnista durante más de un año. El mismo ha sido restaurado tras su recuperación y se encuentra en lo que fue la Aduana de Taylor, inaugurado en el marco de los festejos por el bicentenario del comienzo de las luchas independentistas argentinas, que corresponde al Museo de la Casa de Gobierno. De regreso a Nueva York en 1936, fue invitado de honor de la exposición de Arte Contemporáneo en la galería St. Regis gallery. Allí también llevó un taller de arte político en preparación de la Huelga General de 1936 por la Paz y desfile del May Day. El joven Jackson Pollock acudió al taller y ayudó a construir carrozas para el desfile. Otro de sus pupilos en talleres experimentales fue Óscar Quiñones. Siguió produciendo varias obras a lo largo del final de los años treinta, como Eco de un grito (1937) y El suspiro (El sollozo) (1939), ambos actualmente en el MoMA de Nueva York – Siqueiros también llevó a cabo una serie de talleres de arte experimentales para estudiantes estadounidenses

JOSE CLEMENTE OROSCO:
José Clemente Orozco (n.23 de noviembre de 1883 - m. 7 de septiembre de 1949), muralista y litógrafo mexicano, nacido en Zapotlán actual Ciudad Guzmán, Jalisco y falleció en la Ciudad de México. Graduado en la Escuela Nacional de Agricultura, estudió más tarde matemáticas y dibujo arquitectónico.
Aún siendo un niño, conoció a José Guadalupe Posada, cuyos grabados lo llevaron a interesarse por la pintura. Estuvo casado con Margarita Valladares con quien tuvo 3 hijos. Sus primeros trabajos consistieron en litografías de la vida indígena; interesado en la pintura mural, logró posteriormente un perfecto dominio de su técnica.[1]
Hizo su primera exposición individual en la librería Biblos de Ciudad de México en 1916. Al año siguiente viajó por los Estados Unidos y vivió en San Francisco y en Nueva York pintando carteles; pintó también murales para el Colegio Pomona de California, para el Dartmouth College y la New School for Social Research de Nueva York; en la decoración de esta última, realizo un verdadero fresco, pues pintó sobre yeso húmedo; fue la primera que de este tipo que se hiciera una pintura en Nueva York.[2]
En el año 1922 se unió a Diego Rivera y a David Alfaro Siqueiros en el sindicato de pintores y escultores, intentando recuperar el arte de la pintura mural bajo el patrocinio del gobierno. En 1926 por encargo de la Secretaria de Educación, pinta en la ciudad de Orizaba, el mural Reconstrucción en el edificio que actualmente ocupa el Palacio Municipal.

[editar] Orozco en los Estados Unidos

Prometeo del Pomona College
La segunda etapa mural de Orozco se inicia a partir de su estancia en los Estados Unidos, en 1927. Allí realizó tres obras murales importantes. En Nueva York, ciudad que visitaba por segunda vez, se dedicó a trabajar y exhibir sus obras. Realizó dibujos sobre escenas de la Revolución y una serie de óleos; Queensboro Bridge, The Curbz, Winter, The Subway, que muestran el carácter deshumanizado y maquitrista de la gran urbe.
Después de tres años de haber abandonado México, el historiador de arte José Pijoán hizo gestionar para que Orozco fuera invitado al Pomona College en Claremont, California, y decorara el Fray Hall. Aquí realizó uno de los motivos más importantes de su pintura en la figura de Prometeo, héroe mítico que valientemente se apodera del fuego divino para entregarlo a los mortales. La figura central del mural del Pomona College es un gran desnudo: el Prometeo triunfador que ayudará a los hombres a purificarse. Esa gran figura constituye el punto de partida de esta nueva etapa de Orozco. Con esta pintura se declara la indiferencia, la ansiedad, el amor, la alegría; es decir, ante tal espectáculo, sólo algunos hombres comprenden la trascendencia de poseer el fuego. También en 1930, Orozco realizó unos murales en la New School of Social Research de Nueva York. Después fue invitado a impartir clase de la técnica del fresco en el Dartmouth College, en Hanover, New Hampshire, donde permaneció hasta 1934.

[editar] Regreso a México

A su regreso a México en 1934 Orozco realizó el gran tablero rectangular de Palacio de Bellas Artes titulado Catarsis, situado frente al de Rivera: El hombre en la encrucijada. Es una representación sangrienta del conflicto violento entre el hombre moderno y el caótico mundo mecanizado que lo rodea y al mismo tiempo lo oprime. En este mundo, todo es violencia y caos. De 1936 a 1939 realizó Orozco tres grandes obras murales en Guadalajara: en la Universidad, en el Palacio de Gobierno y en el Hospicio Cabañas. En la Universidad decoró la cúpula y los muros de la plataforma del anfiteatro (1936). En la cúpula pintó una alegoría del hombre, haciendo hincapié en los beneficios de la educación y de la investigación científica. En el palacio de Gobierno de Jalisco Orozco realizó un mural donde trata un tema histórico. Unificó los muros y la bóveda de la escalera, logrando una especia de tríptico dedicado a la lucha por la liberación de México. Un enorme Hidalgo es el centro mayor de interés de esta obra.
Dive Bomber
En cuanto a las pinturas de la capilla del Hospicio Cabañas (1937-39), se ha dicho que significan un compendio de la filosofía humanística de su autor, que parte del origen y desarrollo de América y del mundo. Esta obra monumental consta de 40 grandes frescos alojados en las distintas secciones arquitectónicas de todo el conjunto (una cúpula, un tambor de soporte, las pechinas, ocho bóvedas y catorce paneles, además de varios fragmentos menores) de la antigua capilla del siglo XIX, construida según diseño de Manuel Tolsá. El hombre envuelto en llamas, en la cúpula, resume todos los temas tratados, además de ser la apoteosis del tema de Prometeo en la obra de Orozco.
Al terminar los grandiosos frescos del Hospicio Cabañas, Orozco se instaló en México donde abrió una exposición con los dibujos de bocetos de sus pinturas murales.En este año, 1940, realizó dos obras murales más, una en la Biblioteca Gabino Ortiz en Jiquilpan, Michoacán, y la otra en Nueva York.
La obra realizada en el mismo año fue encargo que le hizo el Museo de Arte Moderno en Nueva York para la exposición "Veinte siglos de arte mexicano". El resultado fue Dive Bomber. Su tema muestra el gran peligro que tiene encima la humanidad: el fantasma de la guerra.

DIEGO RIVERA:.
Diego Rivera (Guanajuato, 8 de diciembre de 1886México, 24 de noviembre de 1957) fue un destacado muralista mexicano de ideología comunista, famoso por plasmar obras de alto contenido social en edificios públicos. Fue creador de diversos murales en distintos puntos del centro histórico de la Ciudad de México, así como en la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo,[1] y en otras ciudades mexicanas como Cuernavaca y Acapulco, así también algunas otras del extranjero como San Francisco, Detroit y Nueva York

Primeros años y vida en México

Nació el 8 de diciembre de 1886 en la ciudad de Guanajuato, fue registrado en el registro civil como Diego María Rivera y bautizado como Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez. A partir de 1896 comenzó a tomar clases nocturnas en la Academia de San Carlos de la capital mexicana, donde conoció al célebre paisajista José María Velasco. En 1905 recibió una pensión del Secretario de Educación, Justo Sierra y en 1907 recibió otra del entonces gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa Méndez, que le permite viajar a España a hacer estudios de obras como las de Goya, El Greco y Brueghel;[2] e ingresar al taller de Eduardo Chicharro en Madrid. En 1908 falleció su hermano Rafel Rivera.
A partir de entonces y hasta mediados 1916 alternó su residencia entre México, Ecuador, Bolivia, Argentina, España y Francia, país en el cual tuvo los primeros contactos con las reuniones de artistas de Montparnasse, donde tuvo acercamientos con intelectuales y artistas a los cuales admiraba, como fueron Alfonso Reyes Ochoa, Pablo Picasso y Ramón María del Valle-Inclán, consiguiendo el acercamiento con las nuevas corrientes que en Europa existían como el cubismo. Ese mismo año, en París, nació su primer hijo, Diego, fruto de su primer matrimonio con la pintora rusa Angelina Petrovna Belova mejor conocida como Angelina Beloff; sin embargo, el niño murió al año siguiente. Hacia 1917, influido por las pinturas de Paul Cézanne, se introdujo en el Postimpresionismo, logrando captar la atención con sus acabados y vivos colores, a diferencia de otros muralistas mexicanos.
Mural de Rivera mostrando la vida de los aztecas en el mercado de Tlatelolco. Palacio Nacional de Ciudad de México.
En 1919 nació una hija fruto de sus relaciones extramatrimoniales con Marievna Vorobieva-Stebelska, Marika Rivera y Vorobieva, a la que nunca reconocería pero sí sostendría económicamente. Hacia el año de 1920, y gracias al entonces embajador de México en Francia, Alberto J. Pani, Rivera abandonó el país y emprendió un viaje a Italia, donde comenzó el estudio del arte renacentista. Cuando Álvaro Obregón designó a José Vasconcelos como secretario de educación, Diego Rivera regresó a México para participar en las campañas emprendidas por Vasconcelos y en las cuales participó también con los muralistas mexicanos José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo, así como con el artista francés Jean Charlot.

En enero de 1922, comenzó a pintar su primer mural, en el Anfiteatro Simón Bolívar de la escuela Preparatoria Nacional.[3] La pintura de Rivera comienza a convertirse en un factor considerable y de influencia para el Movimiento Muralista Mexicano y Latinoamericano. En diciembre de ese mismo año se casó con Guadalupe Marín, también conocida como la "Gata Marín", quien le fue presentada por Julio Torri mientras hacía el mural del Anfiteatro Bolívar en la Universidad Nacional.[4] Era una indígena mexicana de piel morena, larga cabellera negra y ojos verdes.
Con ella tuvo dos hijas: Lupe, nacida en 1925 y Ruth, nacida en 1926. En septiembre de 1922 inició el fresco en la Secretaría de Educación Pública. Se convirtió también en el co-fundador de la Unión de Pintores, Escultores y Artistas Gráficos Revolucionarios. Para ese mismo año, se da uno de los acontecimientos que marcaría gran parte de la vida de Diego, su anexión al Partido Comunista Mexicano, uno de los grandes factores influyentes dentro de su pintura. También se le otorgaron los permisos necesarios para comenzar con las pinturas y murales del Palacio de Cortés en Cuernavaca y en la Escuela Nacional de Agricultura, en Chapingo, así como en el Palacio Nacional de la Ciudad de México, donde de 1929 a 1935 creó un ciclo narrativo sobre la historia del país desde los tiempos de los aztecas hasta el siglo XX.

Vida en el extranjero

Diego Rivera con Frida Kahlo, su tercera esposa.
El hombre en el cruce de caminos (1934).
Hacia 1927, Rivera fue invitado a los festejos de los primeros diez años de la Revolución de Octubre en la Unión Soviética, por lo que parte hacia la Ciudad Rusa de Moscú. Tras su divorcio con Guadalupe Marín en 1928, contrajo terceras nupcias con la pintora Frida Kahlo en el año de 1929. Igualmente, este mismo año, fue expulsado del Partido Comunista Mexicano. Hacia 1930, fue invitado a los Estados Unidos para la realización de diversas obras, donde su temática comunista desataría importantes contradicciones, críticas y fricciones con los propietarios, el gobierno y la prensa estadounidense.
Las más destacadas pinturas de Rivera en aquel país se encuentran en el San Francisco Art Institute -Escuela de Arte de San Francisco- así como en el Instituto de Artes de Detroit.
Hacia 1933, se da uno de los sucesos más controvertidos en su vida. Cuando el industrial John D. Rockefeller Jr. contrata a Rivera para pintar un mural en el vestíbulo de entrada o "lobby" del edificio RCA en la ciudad de Nueva York. Este era el edificio principal de un conjunto de construcciones que se habría de denominar como Rockefeller Center.
El edificio, situado en Fifth Avenue, una de las avenidas más famosas, se posicionaba como uno de los emblemas más importantes del capitalismo. Diego Rivera, diseñó para esta ocasión, el mural denominado El hombre en el cruce de caminos o El hombre controlador del universo. Pero cuando Rivera se encontraba a punto de completarlo, incluyó un retrato de Lenin. La reacción de la prensa y la controversia que suscitó el retrato de Lenin, fue inmediata y vocífera.
Rockefeller, vio el retrato como insulto personal y mandó cubrir el mural y más tarde ordenó que fuera destruido. Rivera poco después regresó a México en 1934, donde pintó el mismo mural El hombre en el cruce de caminos" en el tercer piso del Palacio de Bellas Artes de México.[5]
Monumento a Diego Rivera en la Plaza de San Jacinto en San Ángel.
Sepulcro de Diego Rivera en la Rotonda de las Personas Ilustres (México).
En 1936 solicita al presidente Lázaro Cárdenas del Río, el asilo político de León Trotsky en México que se concreta el año siguiente, recibiéndolo en la Casa Azul de Frida Kahlo. Para 1940 ya se había distanciado del célebre disidente ruso y se había divorciado de Frida Kahlo, volviéndose a casar con ella a finales de ese año.
Hacia 1946, pintó una de sus obras más importantes, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central en el entonces recién construido Hotel del Prado de la Ciudad de México. También integra junto con José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, la comisión de Pintura Mural del Instituto Nacional de Bellas Artes.[5]
En 1950 ilustró Canto General de Pablo Neruda y ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México.[6] En 1952 realizó el mural denominado "La Universidad, la familia mexicana, la paz y la juventud deportista" del Estadio Olímpico Universitario (UNAM), en la ciudad de México y en 1955 ante la muerte de Frida Kahlo en junio del año anterior, se casó con Emma Hurtado y viajó a la Unión Soviética para ser intervenido quirúrgicamente. Falleció el 24 de noviembre de 1957 en San Ángel, Ciudad de México en su casa estudio, actualmente conocida como Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo y sus restos fueron colocados en la Rotonda de las Personas Ilustres, contraviniendo su última voluntad.[7] En el Mural que se encuentra en el Palacio de Gobierno, Diego Rivera pinta a sus esposas y amigos. Lupe Marín se encuentra pintada a un lado de Frida Kahlo. Igualmente hizo una pintura de su gran amiga María Cecilia Armida Baz (Machila) a quien le decía Machilxóchitl.
En 1953 el muralista Diego Rivera creó una de sus más grandes obras, se encuentra en el Teatro de los Insurgentes[8] en la Ciudad de México, dicha obra tiene un gran significado histórico, cada una de las imágenes representan parte de la historia de México. El mural esta hecho de teselas de vidrio esmaltadas sobre placas de la marca Mosaicos Venecianos,[9] la colocación estuvo a cargo del maestro Luigi Scodeller.
En un primer plano encontramos el teatro, representado por el antifaz y las manos en mitones, con el día y la noche como símbolo de la dualidad. Detrás de este símbolo se encuentra un escenario donde al centro se representa a Mario Moreno Cantinflas, un comediante popular mexicano, éste personaje se encuentra recibiendo dinero de las clases pudientes de la sociedad mexicana representadas por capitalistas, militares, el clérigo y una cortesana, y repartiéndolo a los pobres que se encuentran de su lado izquierdo representando a las clases desprotegidas. Detrás de dicho escenario se encuentra la Basílica de Guadalupe.
De lado izquierdo del mural se encuentra en repetidas ocasiones las imágenes de Maximiliano y Carlota, y junto a ellos personajes de la historia mexicana como Benito Juárez, el cura Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón, Hernán Cortes, y Juan Ruiz de Alarcón, dichos personajes se encuentran mezclados con personajes típicos de las pastorelas mexicanas como los son el Diablo y el Arcángel. Del lado izquierdo en la parte baja se encuentran las imágenes de músicos populares representantes de la cultura mexicana y una pareja bailando el jarabe tapatío. Del lado contrario, se encuentra una mezcla de escenas de la revolución mexicana y de la época prehispánica, representadas por músicos, sacerdotes y un jaguar. Sin duda es una de las obras más representativas de la historia de México, y del arte del muralista Diego Rivera.

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