La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las ciencias sociales.[1] Se denomina también historia al periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.
Más allá de las acepciones propias de la ciencia histórica, historia en el lenguaje usual es la narración de cualquier suceso, incluso de sucesos imaginarios y de mentiras;[2] [3] sea su propósito el engaño, el placer estético o cualquier otro (ficción histórica). Por el contrario, el propósito de la ciencia histórica es la fijación fiel de los hechos e interpretarlos ateniéndose a criterios de objetividad; aunque la posibilidad de cumplimiento de tales propósitos y el grado en que sea posible son en sí mismos objetos de debate.
En medicina se utiliza el concepto de historia clínica para el registro de datos sanitarios significativos de un paciente, que se remontan hasta su nacimiento o incluso a su herencia genética.
A su vez, llamamos historia al pasado mismo, e, incluso, puede hablarse de una historia natural en que la humanidad no estaba presente (término clásico ya en desuso, que se utilizaba para referirse no sólo a la geología y la paleontología sino también a muchas otras ciencias naturales; las fronteras entre el campo al que se refiere este término y el de la prehistoria y la arqueología son imprecisas, a través de la paleoantropología).
Ese uso del término historia lo hace equivalente a cambio en el tiempo.[4] En ese sentido se contrapone al concepto de filosofía, equivalente a esencia o permanencia (lo que permite hablar de una filosofía natural en textos clásicos y en la actualidad, sobre todo en medios académicos anglosajones, como equivalente a la física). Para cualquier campo del conocimiento, se puede tener una perspectiva histórica -el cambio- o bien filosófica -su esencia-. De hecho, puede hacerse eso para la historia misma (véase tiempo histórico) y para el tiempo mismo (véase Historia del tiempo de Stephen Hawking, libro de divulgación sobre cosmología).
MICRO HISTORIA:
La microhistoria es una rama de la historia social de desarrollo reciente, que analiza cualquier clase de acontecimientos, personajes u otros fenómenos del pasado que en cualquier otro tratamiento de las fuentes pasarían inadvertidos. La razón por la que llaman el interés del historiador puede ser muy diversa: puede ser lo raro pero también lo cotidiano. En todo caso, demuestra tener posibilidades interpretativas desusadas cuando el historiador introduce la llamada reducción de escala o el examen con lupa del pasado, que constituye el instrumento innovador de esta disciplina.
PSICO HISTORIA:
La Psicohistoria es el estudio de las motivaciones psicológicas de eventos históricos. En ella se combinan análisis provenientes de la psicoterapia con metodologías de investigación de las ciencias sociales, para la comprensión del origen emocional de las conductas sociales y políticas de grupos y naciones, en el pasado y en el presente. Algunos consideran que esta área de estudio presenta diferencias significativas con los campos de conocimiento de los cuales deriva (la historia y la psicología.
HISTORIA DE BRONSE:
¿Para qué sirve celebrar el Grito? ¿Para qué sirve conmemorar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución? Sirve no para explicar los episodios del pasado —la ceremonia no los explica—, sino para organizar ese pasado en función de los requisitos del presente. Es la función ideológica de la historia, que hay que distinguir de su función científica. Los fines de la historia son científicos cuando no pretenden sino describir un hecho, singular, irrepetible, para dar una representación legítima del pasado; son ideológicos cuando buscan interpretar los hechos en función de una idea, con el objeto de dar una visión pragmática del pasado. Ambas facetas son distintas, a veces contradictorias, pero también complementarias. La historia como ciencia plantea preguntas que no pueden ser articuladas fuera de un marco ideológico y la historia como ideología corre el riesgo de perder su autoridad si desprecia en exceso el rigor científico.
Tucídides, interesado en “conocer la verdad de las cosas pasadas”, es el padre de la historia científica. Plutarco, evocador de “vidas ejemplares”, es el padre de la historia didáctica. La historia didáctica (o reverencial o pragmática o monumental) es la que predomina en México en vísperas del Bicentenario. Luis González la llamaba “historia de bronce”. Su propia historia es larga. Fue celebrada por la Antigüedad (“maestra de la vida”, la llamó Cicerón) y sacralizada por la Edad Media (“gran anciana consejera y orientadora”, la llamó el papa Pío II). Pero llegó a su plenitud en el siglo XIX, cuando, al ofrecer la certeza de un pasado colectivo, se impuso como elemento de unificación entre las naciones que surgían en América y Europa. La historia hacía inteligibles los lazos que unían a la colectividad, con lo que contribuía decisivamente a dar cohesión y unidad a los pueblos.
Todos los gobiernos del mundo privilegian la historia didáctica sobre la historia científica, por medio de sus discursos, sus actos y sus monumentos. En México, en el siglo XIX, esa historia fue utilizada para consolidar la nacionalidad. Los mexicanos conocieron entonces su primera historia oficial, la del liberalismo triunfante, hecha por Díaz, quien es el inventor del culto a Benito Juárez (el Hemiciclo, la Avenida Juárez). Esa historia oficial culminó con las Fiestas del Centenario. La Revolución no la cambió, la refrendó, aunque expulsó a su autor de la constelación de los héroes de la Patria.
HISTORIA ORAL:
El testimonio oral es la especialidad dentro de la ciencia histórica que utiliza como fuente principal para la reconstrucción del pasado los testimonios orales. También puede entenderse como sinónimo de la tradición oral, es decir, del registro del pasado confiado a la memoria y la transmisión oral entre las generaciones, como son los mitos y leyendas. No obstante, deben separarse ambos conceptos, pues el primero se reconstruye con testimonios de primera mano de testigos presenciales, por tanto se restringe a la historia contemporánea, y el segundo hace referencia a periodos antiguos de los que no quedan, lógicamente, testigos vivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario